Mucha gente tiene la falsa creencia de que las jirafas tienen muchos depredadores en la naturaleza. Aunque proporcionan grandes cantidades comida, no son tan fáciles de cazar. Tienen instintos muy buenos y pueden ver a largas distancias debido a su altura imponente y casi nunca un depredador es capaz de acercarse demasiado a ellas.
El único depredador importante de la jirafa son los leones. Por supuesto, ellos tendrán que estar muy hambrientos para enfrentarse a una de ellas. Buscarán los jóvenes o a los demasiado débiles.
No piense ni por un instante que las jirafas son presa fácil. De hecho, son muy fuertes y poderosas. Si llegan a patear a un depredador este puede resultar gravemente herido o muerto, pues se le puede dislocar la mandíbula o la columna vertebral. Esta es la razón por la que tantos depredadores no atacan a menos que tengan una oportunidad con un joven o estén desesperados por comida y esa sea su única oportunidad. También pueden dirigirse a hembras embarazadas listas para dar a luz que no pueden moverse rápidamente.
Las jirafas bebés necesitan gran cantidad de descanso durante las dos primeras semanas de vida y lo hacen acostadas. Eso las hace un gran blanco para una variedad de depredadores como perros salvajes, hienas, leopardos y leones. Las madres se esfuerzan por mantenerse cerca de ellas, pero estas son curiosas por naturaleza y pueden terminar siendo víctimas.
Los depredadores intentan que a las jirafas se les enreden las piernas para que caigan al suelo. También tratan de atacar cuando están bebiendo de manera que el cuello esté a nivel del suelo.
Aproximadamente el 50% de todas las jirafas jóvenes no sobreviven a la edad adulta debido a que se convierten en víctima de los depredadores. Eso hace que tengan una de las mayores tasas de mortalidad entre los animales.
Aunque los jóvenes son más débiles no son una presa sumamente fácil pues miden alrededor de 6 pies de altura durante el primer año de edad.
Realmente sus peores depredadores son los seres humanos. Los pobladores locales tienden a encontrar en ellas una gran fuente de carne. También utilizan las pieles, y las colas para hacer joyas, artículos de colección para los turistas y hasta matamoscas para los mosquitos.
También estos animales se convierten en un trofeo de caza para quieren se emocionan por matar a un animal exótico.
Aunque en la mayoría de las áreas de África es ilegal herir o matar a una jirafa, los esfuerzos por su protección aun no son suficientes. Los pobladores están desesperados por ganar dinero y las matan para sobrevivir.